Manejalo

Todo empieza con una llave, y se enciende un trabajo, un transporte, un paseo, un trámite o un arma. Creo que está más que claro que este país está desequilibrado, y si eso pasa es porque quienes lo habitan, no son los mejores equilibristas de la moral, la ética, la razón y el respeto. Hoy quiero hablar del tránsito. Es un reverendo quilombo. El otro día un pendejo negligente cagó, mínimo, cuatro vidas, incluida la suya, y hablo de mínimo cuatro, porque detrás de cada una de esas vidas, no se sabe realmente cuantas más hay que están con sus mentes y corazones destrozados. Que pasó en nuestra sociedad hipócrita. Que pasó? Los mismos conservadores de siempre hablaron de más controles, al instante le tiraron todo el bardo a la juventud, y a la joda de los finde y a toda la falta de responsabilidad de nosotros “los jóvenes”. Me pregunto… Por que no se van un poquito a la mierda? Seguro que todos los que opinan manejan como el culo, y, si bien quizás no tomen alcohol cuando conducen, estoy seguro que más de una regla de tránsito la saltean con una sonrisa picaresca dibujada en su rostro o con pensamientos del tipo “esto lo hace todo el mundo, así que, si yo lo hago, no pasa nada”. Obvio, ante este tipo de gente, nuestro municipio, ávido de recaudar fondos, cual mano dura, impuso nuevas multas con aranceles más altos y castigos “ejemplificadores”. Cáguense y caldeense en su misma mierda, demagogos del orto. Si bien el alcohol, la joda, la negligencia producto de situaciones libertinas, la falta de conciencia tanto personal como social, comprenden un factor más que importante en los accidentes de tránsito, creo que el problema es mucho más profundo, y una vez más, el árbol no deja ver el bosque. Creo que el problema es socio- cultural, como muchos otros que nos afectan en nuestro día a día. Yo, manejo como el orto, pero quiero cambiarlo. Queda en cada uno y en la actitud nuestra de cada día frente al volante, hacer de las calles un lugar un tanto más seguro para todos.
W.