Wednesday, June 15, 2005

Café con leche, tres medialunas, dos dulces y una salada, azúcar por favor. Gracias.

Para ser de mañana, se me escapó un poco la hora del desayuno. Entro al bar junto con las leches, como diez sachets en patota. Cual si hubiese un imán, voy a la misma mesita de todos los miércoles. Me siento. Silencio. Sabina sale por los parlantes. La moza. Ta linda. Tiene piercings. Pido. Se va. Buen ir. Sigue Sabina. No le entiendo lo que canta. Me acuerdo del CD que grabó con Fito (Enemigos Íntimos). Me gusta. Una idea. Una pregunta. A ambas las tiro al olvido. Levanto la vista. Catherine 100%. Hablan. La tele está muda. Me acuerdo de la publicidad de Much Music, creo, esa en la que apagaban el equipo de audio, y le subían el volumen a la TV. Juicio. Ni original, ni una basura. No importa. Vuelvo al televisor. Catherine dialoga con una Dra. Las dos están divinas. Pero, todo tiene un pero. Me imagino a las televidentes. La Sra. del country de Pilar lo mira desde su bicicleta fija con control de pulso y de ritmo cardíaco. Muy Actimel. El ama de casa en Temperley lo mira, ojos de sana envidia (paréntesis: que expresión trucha) y reflexión interna final del tipo “si yo tuviera tiempo para eso”, mientras vuelve al zapping, controla lo que hace alguno de sus hijos y sin dejar de mirar esa dichosa olla sobre la cocina que evapora olor a futuro almuerzo. En la villa que hay a la entrada del micro en la estación de Retiro, ni lo miran a este programa, seguramente Direct TV tiene opciones de las cuales soy completamente ignorante. Viene mi desayuno. La ventana. Todo un mundo. Pibes con cara de preocupación. Mucho parcial cerca. Mesa de al lado. Dos tipos. Médicos. Look austero. Hablan. Caras de poca suerte. Vuelvo a la caja boba. Siguen dos bobas. Una con título, la otra; no le hace falta nada más. Igual de divinas que antes. Termina el programa. Sus bocas no se mueven, miran algún monitor y no saben que hacer. Triste. Mucho envase y adentro ni Coca Cola. Miro a la ventana. Esta vez hay dos chicas en la mesa junto a la abertura. Estudiantes de… Medicina. Me observan escribir. Me acuerdo de Roberto Arlt. De Arlt, voy a Dostoievsky. Me acuerdo de “El mundo según Wayne”, y de Wayne y el amigo haciendo reverencias al grito de “no somos dignos”. Alice Cooper. Y dale con Sabina por los parlantes. Ahora no me gusta. Ya escribí demasiado. Mi dosis de cafeína ya murió. La cuenta. Gracias. Chau. Ah… a què no saben que desayuné?
W.

1 comment:

Anonymous said...

Nunca dudé de tu capacidad de ver la realidad de una forma tan espectácular como el gol de Maradona contra los ingleses. ¿Te acordás?... O como el "Manual del sexo para principiantes", que vio la luz en el individual de una mesa perdida, pero elegida, de un bar más que vengativo de acá a la vuelta.... Eso es talento innato... De a ratos, lo confieso, esto también.